Mañana, 8 de marzo, es un día especial para reconocer el trabajo y la lucha de las mujeres en todos los ámbitos. En Astigarraga Kit Line, el talento no entiende de géneros. Aquí, mujeres y hombres crean, lideran y construyen juntos, desde los talleres hasta la dirección pasando por las oficinas.

Así es que mañana, Día Internacional de la Mujer, es perfecto para reconocer el trabajo que Angelines Orozco ha realizado en nuestra empresa durante 39 años. Una de esas mujeres que ha dedicado su carrera a sectores tradicionalmente dominados por hombres. Recién prejubilada, y ejemplo de compromiso y profesionalidad, su actitud y compañerismo seguirán presentes en cada rincón de Astigarraga kit Line.

Casi cuatro décadas fabricando caballetes

Angelines comenzó a trabajar en la empresa con tan solo 19 años y se jubiló en septiembre de 2024. No imaginaba entonces que su vida laboral estaría ligada a los caballetes de madera durante casi cuatro décadas. «Cuando entré con 19 años, no me imaginaba que me iba a pasar aquí toda la vida. Con esa edad vives el presente y no piensas en el futuro», explica Angelines. Desde el primer día, su trabajo se centró en la fabricación de caballetes, salvo un breve periodo de un año en el que se dedicó a hacer tableros.

Así ha sido. Durante casi 40 años, su día a día ha discurrido entre cabezales y travesaños. Si existiera un Récord Guinness de caballetes fabricados, Angelines sería sin duda una firme candidata a la mujer que más caballetes ha fabricado en el mundo. Han pasado unos cuantos de miles por sus manos, tantos que podría montarlos con los ojos cerrados. Y cada caballete que ha salido del taller, rumbo a media Europa, ha llevado un pedazo de su dedicación.

Un sector dominado por hombres

Cuando Angelines comenzó en la empresa, las únicas mujeres eran ella e Itziar Astigarraga, cofundadora de la empresa. En un entorno mayoritariamente masculino, su presencia fue una excepción y un testimonio de perseverancia. «Entonces no había mujeres fabricando caballetes. Fui la primera. En empresas de madera de la comarca sí, pero no en esto. Igual entraba alguna chica, pero al poco tiempo lo dejaba», recuerda.

Itziar Astigarraga y Angelines Orozco: una pionera en la dirección y otra en el taller. La primera mujer en el Consejo de Administración y la primera en mecanizado, abriendo camino en Astigarraga Kit Line.

“Dicen que este trabajo es duro. Pero para mí no lo ha sido. Como era manual, me resultaba entretenido”, relata. Angelines nunca se sintió en desventaja ni que su condición de mujer fuera un obstáculo dentro del taller. “Cuando empecé, era un mundo solo de hombres. Pero nunca me hicieron sentir diferente. Trabajé igual que ellos. Yo he hecho lo mismo que mis compañeros. Ni más ni menos. Y me han cuidado y tratado de la misma manera que se trataban entre ellos. El ambiente siempre ha sido de compañerismo», remarca. Para Angelines, este clima laboral positivo ha sido clave para su bienestar durante casi 40 años de trabajo.

La primera por la izquierda, Angelines. Ha trabajado como la que más, pero también ha sabido disfrutar de las buenas sobremesas con sus compañeros.

Ahora, todo el proceso de fabricación de caballetes está mecanizado. Pero Angelines recuerda aquellos años cuando cada paso se hacía a mano: ensamblar las piezas con cola y montarlas en la prensa, colocar las bisagras y el compás a martillazos y flejar los pallets antes de cargarlos todo manualmente en los camiones. Era un trabajo físico, pero para ella, “entretenido”.

Además, Angelines destacaba por su rapidez y precisión. «Era muy rápida cosiendo, eso decían». Sin embargo, su mayor reto fue la modernización del proceso. «No estaba acostumbrada a trabajar con máquinas, a mí me gustaba el trabajo manual», recuerda. Adaptarse fue un desafío, pero logró hacerlo sin perder la esencia de su labor.

Un taller igualitario

Hoy en día, el taller es un reflejo del cambio, y no solo porque los caballetes ya no se fabrican a mano, sino porque la igualdad es una realidad: “Ahora en el taller están 50% mujeres y 50% hombres. De 10 años para aquí han entrado muchas mujeres». “Aquí se trata igual a chicas y chicos. El trabajo, las tareas y el sueldo son los mismos. No hay distinción de género”, añade. La evolución ha sido notable, y Angelines se siente orgullosa de haber sido testigo de este progreso dentro de la empresa.

Para ella, su mayor aportación ha sido contribuir a un ambiente de trabajo positivo. “He tenido mucha suerte con mis compañeros, tanto con los que empecé en los años 80 como con los nuevos. Siempre ha habido armonía”. Y quizá no sea solo cuestión de suerte, porque Angelines, con su carácter y su forma de ser, ha tenido mucho que ver en ello.

Un mensaje para las mujeres en su día

En este 8 de marzo, muchas mujeres siguen luchando por el reconocimiento en sus profesiones. Angelines se siente una privilegiada, por no haberse topado con prejuicios o comentarios negativos por ser mujer en un entorno industrial. ¿Que qué les diría Angelines a las que sí han tenido que enfrentarse a obstáculos ? “Que sigan adelante, que no dejen que nadie les diga lo que pueden o no pueden hacer. Yo empecé en un taller rodeada de hombres y nunca sentí que tenía que demostrar más que ellos. Lo importante es hacer bien el trabajo y disfrutarlo». “Hay que luchar todos los días por la igualdad, no solo el 8 de marzo, para que todos y todas tengamos los mismos derechos y las mismas oportunidades», continúa.

Después de tantos años rodeada de caballetes, Angelines se quita méritos, le gusta pasar desapercibida, sin hacer mucho ruido. “No me gustan los halagos, yo he hecho bien mi trabajo porque era mi responsabilidad”. Pero su historia tiene valor, el mismo que el de todas esas mujeres que han abierto camino en sectores donde antes no era común verlas.

En este Día Internacional de la Mujer, su trayectoria nos recuerda que el trabajo bien hecho no tiene género y que la verdadera huella no siempre se mide en reconocimientos, sino en el impacto que deja en los demás. Cada caballete que Angelines fabricó no es solo una pieza de madera ensamblada con precisión, sino un reflejo de su dedicación, de sus manos moldeando el esfuerzo en algo tangible.

¡Feliz vida, Angelines! ¡Feliz Día Internacional de la Mujer!