El símbolo de una flor cuyos pétalos son las estrellas de la bandera de la Unión Europea. Así es el logo de la etiqueta ecológica europea, Ecolabel, el sistema oficial de esta entidad para reconocer productos y servicios respetuosos con el medio ambiente. La Comisión Europea es la responsable de esta etiqueta, delegando su gestión, en el caso de Euskadi, en la Viceconsejería de Sostenibilidad Ambiental del Gobierno Vasco. Desde Astigarraga Kit Line, empresa con Ecolabel desde 2019, hemos entrevistado a Gorane Ibarra, responsable de Comunicación Corporativa de Ihobe, Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco, y responsable técnica de la etiqueta ecológica europea en el País Vasco.

-¿Qué llevó a la creación de Ecolabel?

-La creación de esta etiqueta surgió de la necesidad de identificar de manera clara y veraz aquellos productos y servicios que son más respetuosos con el medio ambiente.

-Más allá de que es la etiqueta ecológica de la Unión Europea, ¿podría explicarnos cuáles son los principales objetivos de Ecolabel?

-El objetivo principal de esta etiqueta es promover productos y servicios que tengan un menor impacto ambiental en comparación con otros productos similares en el mercado. Al consumir estos productos, contribuimos directamente a un uso más racional y eficiente de los recursos. Sin embargo, es importante recordar que el primer paso para minimizar nuestro impacto como consumidores o consumidoras es reducir el consumo.

-¿Por qué considera importante que las empresas obtengan la etiqueta Ecolabel?

-Dada la creciente preocupación de la ciudadanía por las cuestiones ambientales, obtener la etiqueta Ecolabel es una decisión estratégica para las empresas. Al revisar los criterios ambientales para conceder la etiqueta, también se evalúa la calidad de los productos, asegurando que sean iguales o mejores que otros en el mercado. Esto significa que estos productos no solo son de alta calidad, sino que también protegen mejor nuestro entorno. Además, al optar por esta línea de negocio, las empresas demuestran su compromiso ambiental, lo que puede diferenciarlas de la competencia.

-Astigarraga Kit Line es una empresa con Ecolabel desde 2019. Conoce muy bien ese proceso minucioso para obtener la etiqueta Ecolabel. Pero para aquellas empresas que se lo estén planteando, ¿Cuáles son los principales requisitos y criterios?

Para obtener la etiqueta ecológica europea, la empresa debe cumplir con los criterios establecidos para una determinada categoría de productos. En el caso de Astigarraga Kit Line, han cumplido con los criterios para mobiliario.

Estamos hablando de tres tipologías de criterios:

  1. Criterios técnicos, como la limitación del uso de sustancias peligrosas o la obligatoriedad de contar con cadena de custodia, entre otros.
  2. Criterios de calidad para demostrar que los productos son adecuados para su uso, incluyen garantías concretas o están diseñados para el desmontaje.
  3. Criterios de información, para asegurar una correcta identificación del Ecolabel y proporcionar la información necesaria para el uso adecuado del producto.

-¿Qué tipo de soporte y asesoramiento ofrece Ecolabel a las empresas del País Vasco interesadas en materia medioambiental obtener esta certificación?

Anualmente, la Viceconsejería de Sostenibilidad Ambiental del Gobierno Vasco publica una línea de subvenciones para inversiones en protección ambiental. Esta subvención, exclusiva para PYMES, cubre gastos de asesoramiento para la implantación de la etiqueta ecológica y los costes de verificación.

Cualquier empresa interesada puede contactar con Ihobe, la sociedad pública del Gobierno Vasco, para obtener más información.

-Para Astigarraga Kit Line, que nuestros muebles luzcan la etiqueta Ecolabel es esencial para acreditar que diseñamos y fabricamos muebles ecológicos de madera maciza, controlando toda la cadena de suministro, minimizando el impacto ambiental, utilizando los recursos de forma eficiente… Hoy día, posicionar una empresa como ecológica, ¿qué beneficios puede obtener?

Los beneficios son claros. Además de la diferenciación ambiental frente a otras empresas del sector, mejora la imagen de marca y la reputación de la empresa. También responde a la creciente demanda de los consumidores por información rigurosa y fiable sobre los productos que compran.

-¿De qué manera contribuye la etiqueta Ecolabel a la reducción del impacto ambiental en el sector de fabricación de muebles?

-La etiqueta ecológica europea contribuye a reducir el impacto ambiental en la fabricación de muebles mediante criterios técnicos que deben cumplirse para su concesión. Estos criterios limitan el uso de sustancias peligrosas, tanto en el propio producto como en el proceso productivo, y regulan también los plásticos, metales, tapicerías o vidrio que pueda contener el mueble. En el caso de la madera, también se aseguran de que ésta provenga de especies no modificadas genéticamente. Todo esto garantiza, evidentemente, la reducción del impacto ambiental en los procesos de fabricación.

-Muchas empresas presumen de fabricar productos ecológicos. Lo ‘eco’ vende. ¿Es oro todo lo que reluce?

-No, efectivamente no es oro todo lo que reluce. Y evitar esto es uno de los principales objetivos de la etiqueta europea. Las empresas que tenéis la etiqueta ecológica, además de haber tenido que justificar los criterios comentados con un enfoque de ciclo de vida, habéis tenido que superar un proceso de verificación llevado a cabo por el órgano competente correspondiente, lo que asegura el cumplimiento de exigentes criterios de una forma veraz.

Gorane Ibarra, responsable de Comunicación Corporativa de Ihobe, Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco, y responsable técnica de la etiqueta ecológica europea en el País Vasco.

-Los consumidores están acostumbrados a encontrarse con etiquetas en la mayoría de los productos. Entre tanta etiqueta, ¿es lógico que terminen sin saber en cuál confiar?

Sí, y esta es una preocupación tanto de la Comisión Europea como de nosotros, como órgano competente en Euskadi. Debemos lograr que los consumidores y las consumidoras identifiquen las etiquetas existentes, cuáles son veraces y qué información proporcionan. Desde Ihobe hemos elaborado varias guías al respecto, pero debemos seguir trabajando para que la ciudadanía conozca y tenga criterio para tomar sus propias decisiones de compra.

-¿Nota un aumento en la demanda de los consumidores por productos sostenibles y certificados con Ecolabel? ¿Los consumidores están dispuestos a esforzarse por adquirir productos con esta y otras certificaciones?

Aunque nos gustaría ver una mayor demanda, sí hay interés, como lo demuestra el aumento en la solicitud de etiquetas por parte de las empresas. También hay que considerar que existen diferentes tipos de agentes consumidores, no solo las personas que compramos en supermercados. No olvidemos que la administración pública también es un consumidor importante. Actualmente hay un gran impulso de la compra pública verde en la administración vasca, y la etiqueta ecológica europea siempre ha sido una de las herramientas más prácticas para su ejecución.

-¿Cuál es su visión a largo plazo para la etiqueta Ecolabel en el sector de muebles y cómo espera que evolucione la sostenibilidad en esta industria?

El sector del mueble, especialmente en Euskadi, ha sido pionero en incorporar estrategias de ecodiseño con una visión de ciclo de vida. Debido a esto, y a la importancia que siempre se ha dado a la sostenibilidad, creo que este es un camino sin retorno. Nosotros lo que hemos visto es que las empresas, una vez que obtienen su primera etiqueta ecológica, tienden a ampliar su catálogo de productos con este sistema de etiquetado.

-¿Qué consejo daría a una empresa de fabricación de muebles que está considerando iniciar el proceso para obtener la etiqueta Ecolabel?

-Primero, que revisen los criterios para la concesión de la etiqueta ecológica europea, disponibles en la web de la Comisión Europea o en nuestra web, www.ihobe.eus. Si consideran factible obtener la etiqueta, les recomendaría que se pongan en contacto con nosotros para iniciar el proceso, ya que los costos son bajos. Si no lo ven factible, puede ser un buen momento para estudiar qué criterios no se cumplen y cuánto esfuerzo puede suponer para la organización los cambios necesarios para conseguir su cumplimiento.