De un pequeño pueblo en el corazón de Gipuzkoa, Urrestilla, al mundo. Jaione Badiola, gerente de Astigarraga Kit Line desde hace seis meses, es ingeniera industrial por la Universidad de Navarra y máster en Dirección de Proyectos Industriales por la Universidad de Mondragón. Pero antes de recalar en Azpeitia, cuenta con un periplo profesional que le ha llevado a Polonia, Brasil, Francia y China. Casada y con dos hijos, igual se protege con un casco de seguridad para recorrer la nave de fabricación de caballetes de la empresa que se calza las deportivas y mallas para correr la lilaton de San Sebastián o se sienta con sus hijos para ayudarles con los deberes.

Hoy, Día Internacional de la mujer, es una buena jornada para presentaros a Jaione Badiola, mujer empoderada, amante de su familia y apasionada de todos los proyectos que han caído en sus manos. Ahora aboga por captar el mejor talento humano e introducir la automatización, industrialización y digitalización en todos los procesos productivos de Astigarraga Kit Line.

-Resúmenos brevemente su trayectoria profesional.

-Después de estudiar Ingeniería y realizar el proyecto de fin de carrera con una Beca Sócrates en Birmingham, me ofrecieron la oportunidad de ir a Fagor Electrodomésticos en Polonia, como ingeniera de fabricación. Aterricé en Wroclaw al día siguiente de la caída de las Torres Gemelas en Nueva York. Estuve 8 años, empecé como ingeniera de fabricación y luego pasé a la dirección de i+I+D. Me casé con un polaco en Urrestilla, tuvimos un hijo, y cuando estaba embarazada del segundo tomamos la decisión de que se había terminado nuestra andadura en Polonia.

Y de Polonia a Francia…

-Dentro del mismo grupo Fagor Electrodomésticos nos fuimos a Orleans. Cuando mi segundo hijo tenía tres meses empecé en el cargo de responsable de Sistemas de Calidad de Fagor Brandt. Y más tarde tuve la posibilidad de liderar la dirección de Sistemas de Calidad del Grupo. En Francia estuvimos cuatro años y una vez que concluyó esta etapa salió la oportunidad de Cikautxo en Brasil.

– ¿Diste el salto a otro continente?

Nos embarcamos en una joint venture que tenía un socio local brasileño y Cikautxo: Paranoa, una empresa de fabricación de productos para la industria automovilística. Pasamos tres años en Diadema, cerca de Sao Paolo, hasta que el director general me ofreció la posibilidad de ir a China, como gerente de la filial de Cikautxo. 

En junio de 2019 tomamos esa decisión familiar porque era el momento de que mi marido aprovechase una oportunidad que le salió de ser piloto de avión para una empresa de Polonia con base en Alemania. Hasta entonces, mi marido decidió acompañarme y siempre priorizamos mi proyecto profesional. Pero en ese momento decidimos que podíamos compaginar que él estuviese quince días en Alemania y quince en China. Y lo decidimos así porque las oportunidades hay que cogerlas cuando pasan y no cuando uno quiere. Familiarmente estábamos acostumbrados a gestionar entre los dos las idas y venidas de cada uno. En China estuvimos  cinco años y en julio de 2021 decidimos regresar a San Sebastián.

-¿Qué es lo que le hizo volver a sus orígenes? ¿Tuvo que ver con la Covid?

– Las navidades las pasamos en Shangai los cuatro, año nuevo en Vietnam y acordamos con mis padres que en el nuevo año chino, en febrero de 2020, los seis estaríamos en Tenerife. Ya se empezada a decir que había Covid en China, pero era algo marginal de Wuham. Llegamos a Tenerife y el 28 de enero empieza la crisis en China. Me llaman de la empresa diciendo que las autoridades nos cierran la planta y que la vuelta al trabajo no iba a ser posible. Nosotros teníamos los billetes de vuelta la primera semana de febrero pero la compañía nos los cancela. Mi marido se tenía que ir a Alemania y nosotros conseguimos volar el 10 de febrero, pero nos hicieron quedarnos en casa, no me dejaban ir a la empresa, así es que decidí regresar porque la incertidumbre era tan grande que quería estar con mi familia en San Sebastián.

Estando aquí, las autoridades chinas nos cancelan todos los visados y no nos dejan entrar en China. Al final, conseguimos tener la documentación para que mis dos hijos y yo volásemos el 31 de julio de 2020 a Shangai. Después de unas 32 horas llegamos a casa, hicimos una cuarentena de 15 días, encerrados y desde ese día hasta julio de 2021, no pude ver a mi marido ni mis hijos a su padre. Él no pudo entrar en territorio nacional chino porque se había expirado su visado y estuvo entre San Sebastián y Alemania. Con este panorama, decidimos que era muy importante la familia y que ya se había acabado la aventura por Asia y que era el momento de volver a nuestra tierra. No queríamos romper las raíces ni las relaciones con la familia. El 3 de julio de 2021 nos volvimos a Donostia.

Vuelta a los orígenes

-Once meses separados y decide venir a vivir a San Sebastián y a trabajar a una empresa de Azpeitia, a 3 kilómetros de donde naciste. Una vuelta a los orígenes en toda regla. ¿Cómo aterriza  en Astigarraga Kit Line?

¡Así es! ¿Quién me lo hubiera dicho? Una vez que se toma esa decisión, empecé a estudiar qué oportunidades hay en la tierra para que yo pueda ejercer funciones, si es posible, de gerencia. Esa acción la empiezo desde China y me encuentro  con la persona que estaba llevando la búsqueda de la dirección general de Astigarraga Kit Line. Hablamos, me reuní con todos los hermanos, congeniamos y cuajó.

Jose Juan Astigarraga, Itziar Astigarraga, Izaskun Astigarraga, Juan Artola, Jaione Badiola e Izaro Astigarraga.

Y comienza a trabajar el 9 de septiembre de 2021.  Un sector, el de la madera, completamente nuevo para ti…

-Mi andadura profesional empezó en el sector del electrodoméstico y luego pasé al sector de la automoción, y ahora estoy en el de la madera pero también del retail. El sector de la madera, como tal, es nuevo para mí, pero lo que es la industria no es nueva para mí.

«Retos fascinantes»

¿Qué balance hace de estos seis meses en Astigarraga kit Line?

-Fantástico (dice enérgicamente). Mañana hago los seis meses. Primero, personalmente, es un orgullo poder ser la directora gerente en Urrestilla, después de que yo saliese de este pequeño pueblo para ir a la Universidad en Donostia y luego ya no volví. Ver que estudiando y esforzándote puedes conseguir los retos que te marcas es una gran satisfacción. En segundo lugar, trabajar con el equipo de Astigarraga Kit Line es fácil y agradable. Tenemos retos fascinantes por delante, no son fáciles, como tampoco lo es en ningún sector, pero con el equipo humano que hay vamos consiguiendo cada uno y vamos a conseguir todos los que nos estamos imponiendo.

-¿A qué retos se refiere?

-Cuando yo llegué a Astigarraga Kit Line, anteriormente la empresa había tenido ya varios cambios. Era una empresa que se dedicada a la fabricación de mobiliario y productos de ordenación y a su venta en el canal bricolaje y un poquito en el canal online. Debido a ciertas circunstancias, se hace propietario del proceso de aserrado de la madera. Industrialmente era un proceso desconocido. Y sin conocimiento, es difícil hacer bien las cosas. Cuando yo entré en septiembre, el desespero y la angustia eran elevados. Hoy es marzo y ya hemos interiorizado que lo mejor que le ha podido pasar a Astigarraga Kit Line es tener la oportunidad de haber podido adquirir ese proceso industrial, lo cual hace que seamos dueños de toda la cadena, desde aguas arriba hasta aguas abajo, de nuestro proceso. Esta ventaja competitiva tiene un valor incalculable. Hemos mejorado sustancialmente nuestras deficiencias, y estamos en camino, con la mejora continua, de progresar aún más.

Además, tenemos un equipo de personas que atesoran mucho conocimiento y experiencia de trabajar en esta empresa. Teníamos claro que lo que necesitamos es avanzar en la sistematización y automatización para que, con el mismo equipo, podemos ser capaces de conseguir todavía más de lo que hasta ahora ha conseguido Astigarraga Kit Line.

Ha entrado con mucha fuerza…

-Si el líder no tiene fuerza y no tiene pasión, es muy difícil pasar luego esa pasión al equipo. Yo estoy encantada del proyecto que tengo en mis manos. Se trata de eso: de hacer, de mejorar y de conseguir los retos que nos hemos marcado.

Economía circular

-En efecto, Astigarraga Kit Line es una empresa que cierra el círculo de fabricación. ¿Esto es crucial para garantizar productos sostenibles?

-Astigarraga Kit Line está dentro de lo que se denomina economía circular. Nosotros fabricamos con tronco de pino Insignis de un radio de 40 kilómetros a la redonda. La madera procede de los bosques de Gipuzkoa y Bizkaia. Con esto queremos decir que estamos utilizando y consumiendo madera de nuestra tierra. Los equipos que extraen la madera son de la comarca y nuestro foco está siempre en colaborar con aquellos proveedores de la zona. Esta empresa, desde sus inicios, desde el mismo fundador Juan Jose Astigarraga, cree en lo importante que es la tierra y el concepto de la sostenibilidad. Sabemos que si no somos coherentes con eso, antes o después vendrán los problemas. Para garantizar la sostenibilidad y la viabilidad de la empresa, tenemos claro que este es el camino.

En el caso de Astigarraga Kit Line cuenta con los certificados PEFC y la etiqueta ecológica Ecolabel de la Unión Europea. La apuesta de lo sostenible no es una moda pasajera y ha llegado para quedarse. Parece que hay un boom ecológico. Pero, ¿se utiliza bien el concepto ecológico? ¿O está sobreexplotado?

Si nosotros apostamos por sostenibilidad, no hay otra. A mí no me gusta hablar de lo que puedan hacer otros sino de si yo soy coherente con lo que decimos o no. Hoy empieza a ser una realidad que aquellas empresas que no respeten lo que realmente dice la ley, puede que ahora mismo estén en el mercado pero va a llegar un momento en el que no puedan estar. Antes o después, esas empresas desaparecerán. Si no cuidamos el entorno y protegemos nuestros recursos, va a haber consecuencias. Astigarraga Kit Line tiene claro que no quiere ser una empresa de ahora, sino que quiere ser una empresa del futuro para garantizar, como empresa familiar que es, una sucesión duradera.

-Ha dado alguna pincelada anteriormente en torno a la automatización. ¿En qué punto se encuentra Astigarraga Kit Line? ¿Qué se prevé de aquí a dos años?

-Hoy en día, Astigarraga Kit Line tiene algunos procesos automatizados y robotizados y estamos en camino de introducir más nivel y grado de automatización en nuestros procesos industriales. Actualmente, la fabricación del producto estrella, que son los caballetes, está al 100% automatizado y robotizado. Y ahora estamos inmersos en el mismo proceso para los productos de decoración u ordenación. Esta es la línea que debemos seguir.

-¿Y en la digitalización?

-Astigarraga Kit Line está en la transformación 3, tiene un canal de venta online y el consiguiente servicio de atención al cliente. Ahora estamos con proyectos que hagan que la digitalización nos aporte valor añadido desde el monte. Los siguientes pasos que estamos realizando son digitalizar los procesos desde el monte, transformación 1 (la serrería) y transformación 2 (los acabados de caballetes y mobiliario), de tal forma que podemos tener una completa trazabilidad de todo el producto.

«Sin personas, no hay proyecto»

¿Por qué es importante la gestión del talento humano en la empresa?

-Sin personas, no hay proyecto. Es clave la gestión correcta y cercana, la motivación de cada persona que es miembro del equipo de Astigarraga Kit Line. Talento humano es desde la persona que está en el monte, como la que está en el almacén o como la que está delante del cliente. No importa el nivel jerárquico desde un punto de vista organizativo. Debemos tener en cuenta  las necesidades de cada una de las personas de un equipo. Si falla una de ellas, al final no podemos dar algo que el cliente nos pide. Cada pieza tiene que engranar. Si nosotros no estamos cerca de las personas, no les acompañamos en las dificultades, no les formamos, no les escuchamos, no es posible hacer que el equipo esté focalizado y consiga el éxito.

De izquierda a derecha, Igor Elorza, Aitor Gil, Jaione Badiola, Izaro Astigarraga, Miren Albarran e Iñaki Goenaga.

Hoy es el Día Internacional del la Mujer. Se podría decir que eres una mujer en un campo dominado por los hombres. ¿Qué dificultades ha encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Se ha sentido discriminada o cuestionada en algún momento de tu carrera profesional?

-Soy una persona que tengo claro lo que quiero ahora y tenía claro lo que quería cuando empecé a estudiar Ingeniería. Era una carrera, y sigue siéndolo, en la que el interés de las mujeres es menor que el de los hombres, como sucede en las carreras tecnológicas. Yo quería algo y trabajé para conseguir lo que yo consideraba que podía lograr. No me he sentido discriminada, puede que haya tenido suerte de haber empezado mi carrera profesional en el mundo cooperativo, donde es muy importante la oportunidad a la persona, independientemente de donde haya nacido, de qué familia venga…

La persona, en función de su valía, su compromiso y su esfuerzo, es reconocida. Cuando a mi me ofrecen con 27 años ir a Polonia como ingeniero de fabricación, no creo que nadie pensara que yo era una mujer e iba a tener problemas. Nunca sentí tener ningún obstáculo por ser una mujer. He vivido la cultura francesa, la polaca, la brasileña y la china y aquí no había sitio donde no me abriesen las puertas. He estudiado lo que he querido, me casé, he tenido dos hijos, soy madre y nunca he sentido que se me haya dejado de lado. Tengo muy claro que hay que trabajar, hay que trabajar, hay que trabajar…

«La prioridad es mi familia»

-Ojalá esta situación que describe fuera standard pero no lo es. Además de marido, tiene al lado una persona muy generosa…

-Esto pasa por tener una pareja con una comunicación bidireccional en el que ambos se respetan y decidimos lo que es mejor para la familia. Por eso en 2019 tomamos la decisión de que era el momento de que mi marido dejase el mundo de la expatriación y empezase a luchar por sus sueños, que era ser piloto de avión. Como familia no era común, es mucho más cómodo que uno esté en casa y aquel hito hizo que no fuera un año fácil, pero tampoco fue dramático. Privándonos de cosas, conseguimos salir para adelante.

Todo pasa por tener un equipo bien alineado. En aquel entonces, mi marido cedió en favor de mi carrera profesional. Lo standard es escuchar que la mujer cede, en nuestro caso fue al contrario. Y eso es lo que ha hecho posible que haya podido hacer todo lo que he realizado. Porque para mí, la prioridad es mi familia. Es verdad que mi marido ha sido muy generoso y por ello hemos llegado a lo que hemos llegado. Ahora es piloto de avión y los dos somos marineros de conducir al mejor puerto posible la familia. Dicho hecho, soy favorable de toda acción que haga visible que la mujer también pueda hacer lo mismo que hace el hombre porque es posible.

En Astigarraga Kit Line siempre se ha contratado indistintamente a hombres y mujeres. ¿Qué medidas se toman para que la igualdad de género sea una realidad y no una quimera?

-Astigarraga Kit Line no es una empresa al uso. Aquí se fomenta la igualdad, no hay discriminación y nosotros no hablamos de hombres y mujeres. En Astigarraga Kit Line, hay oportunidades para todas las personas y trabajamos con aquellas que quieran asumir retos independientemente de si es hombre o mujer. Hay puestos de trabajo en el que uno se puede sentir más identificado y esa es la razón que hace que en ese puesto esté un hombre o una mujer. Pero no porque sea mujer no puede acceder a un puesto. Y esto es a todos los niveles.

Por ejemplo, en el equipo directivo, hay paridad total: tres mujeres y  tres hombres. Pero no lo hemos buscado, sino que se ha dado de una forma natural, acontecen las cosas, no forzamos pero tampoco lo paramos. Lo que queremos fomentar es la igualdad tanto para la mujer como para el hombre. En aquellos puestos que históricamente se ha considerado que tienen que ser para mujeres hemos roto las barreras y tenemos hombres en puestos muy administrativos. Nosotros no necesitamos mujeres, no necesitamos hombres; necesitamos personas que se sientan cómodas, que respeten y trabajen en equipo.